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jueves, 27 de agosto de 2015

FREE SOLO. ESCALAR SIN LIMITES NI SEGUROS, de Alexander Huber.


Alex Huber
    Un libro de experiencias radicales, de subidones de adrenalina. Escalar a pelo es jugarse el pellejo. Si para mucha gente ya la sola actividad de ir a la montaña es una irresponsabilidad cuando se hace solo, o en el Himalaya, o sin toda la parafernalia posible en la mochila, habrá un gran numero de personas que no entiendan qué ven de interesante unas personas que, aunque muy dotadas para la escalada, renuncien a los seguros. Se tiren a una pared ya de por si dificil de escalar, sin posibilidades de ayuda en lugares alejados. No se entenderá si quien hace la pregunta nunca ha hecho algo que rompa la lógica de este mundo donde te asaltan las aseguradoras a cada paso que das en la vida. Ciertas cosas que hay que vivirlas para entenderlas. Y por supuesto, quien nada hace, nada teme. El riesgo que te imponen, lo sufres, pero la escalada es algo que eliges y, por tanto, esta hecha para disfrutar. Quien no se la juega un poco por algo o alguien, lo va a tener dificil con este libro.

    Tampoco me parece una buena disciplina para esos flipados que se meten en lios sin meditarlo antes, sin poner en la balanza los requisitos y las condiciones necesarias antes de estar pensando en hacerse la foto colgado de la pared de los Drus de mala manera.

    Si algo queda después de la lectura -fácil, entretenida, que se queda corta- es la admiración por estos deportistas de lo extremo. La admiración por su fortaleza fisica y mental fuera de lo común: como se preparan hasta que llega el momento decisivo. Como se abaten si notan que todavía no les ha llegado el día y se vuelven a casa a los 5 metros de despegar del suelo.

    El objetivo de Alex Huber es hacernos probar como es escalar solo y sin seguros, dejando la cuerda a un lado. ¿Entenderlo? Yo creo que ya debe uno ir un poco predispuesto con eso, es decir, que ya sabe lo que es disfrutar del ejercicio de probar tus limites, de expandirlos y madurar como persona a través de ese campo especifico. Lo contrario seria como explicar el sabor del chocolate a alguien que no lo probó nunca: el maestro pastelero buscará sabores con los que se pueda comparar, pero el ejercicio de imaginación será mayor.
"El mundo de la montaña está lleno de peligros. Si las personas tuviéramos un miedo permanente a perder la vida, de puro miedo dejaríamos de hacer las cosas que dan color a nuestra vida y hacen que merezca la pena. Escalar, esquiar, viajar... todo lleva asociado un riesgo. Incluso con una destreza y una concentración muy altas el riesgo nunca llega a desaparecer del todo, pero ese peligro residual es calculable mediante una evaluación cabal y competente de los factores de riesgo. Cuanto riesgo esta dispuesto a aceptar cada individuo es, a fin de cuentas, cuestión de la naturaleza de cada uno. El reducido numero de accidentes en la historia del solo integral en paredes y vías difíciles permite concluir, sin embargo, que son una minoría los que además de escalar así son unos auténticos temerarios". 

Alex Huber en el Macizo del Mont Blanc
 "En cualquier caso, son significativamente menos suicidas que los numerosos alpinistas que van al Everest y se piensan que por pagar 100.000 dolares se encuentran ya en el lado seguro. No es únicamente que casi todos los aspirantes a hacer cumbre sean unos completos inexpertos y no tengan ni idea de los complejos peligros que su adorada montaña les tiene preparados a modo de emboscada, sino que con cada metro de altura que ganan van perdiendo cada vez más la lucidez. Esto llega hasta tal punto que a algunos se les acaba ocurriendo vivaquear in situ. Con -50ºC y a 8.500 m de altitud. Despojados de su entendimiento, solo desean una cosa: dormir. Y eso es lo que hacen, con frecuencia para siempre, a no ser que un sherpa los baje arrastrando al valle. Yo no juego a la ruleta rusa. Conozco el grado de riesgo y si me parece demasiado alto, me doy la vuelta. Si me parece aceptable, entonces, al igual que Paul Preus, vivo mi pasión"


Dean Potter
 "Las montañas no son ninguna masa inanimada ni se reducen a unas toneladas de fría roca. Cuando los alpinistas proyectamos nuestros sentidos y nuestra mente en las montañas, entonces ellas comienzan a cambiar. Del mismo modo que ninguna persona es igual a otra, cada montaña es una e incomparable. ¡La montaña vive en nosotros!"


Alex Honnold en Yosemite
    El autor empieza su libro con los pioneros del Free Solo: Paul Preus, Emilio Comici, Herman Buhl y la posterior saga de californianos como John Bachar, John Long, etc. Algunos nos hablan en primera persona, como Alain Robert de sus experiencias en solitario, lo que le supone en su mente, cómo consigue explotar sus capacidades. Realmente es extraordinario saberlo. Aparece un español, Carlos Garcia, y un lugar de España: los Mallos de Riglos. Huber los conoce y puede también hablar de ellos y otros muchos porque el final del libro trata de sus propias experiencias, esas en las que se prepara a conciencia para atravesar ese Rubicon de la mente que es lanzarse a la pared a pelo. Habla de sus comienzos, de su padre, de sus logros, de las partes difíciles de una via y como las superó él solito... pero, ¿para que seguir hablando de ello? ¿Has probado ya el sabor del chocolate? Seguro que si. Si escalas o trepas, si te gusta eso, lo mejor sera que no te lo cuente yo, que pruebes el chocolate de este libro tú solo. Nada de lo que yo te pueda decir lo puede sustituir.

FREE SOLO,  de Alexander Huber. Editorial Desnivel, 2011. Unas 188 páginas con fotos.